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La casa de las chapuzas

En Madrid con los scouts

En Madrid con los scouts Fue con motivo del festival de la canción scout, el 1 de mayo de 1.981. Antes de ir, tuvimos que hacer una serie de cosas, no muy agradables para que el viaje nos saliera más barato. Tales como vender pegatinas, papeletas, e incluso cintas de cassette.
 
Mi hermana, formaba parte del grupo que iba a cantar. Se llevaron toda la tarde, ensayando en la casa discográfica “Izquierdo” tan conocida en Cádiz, en época de carnavales. Cuando llegaron las cintas, pudimos comprobar con espanto, que nos habían timado. La portada, la habían puesto en blanco y negro (La portada era una foto del coro, realizada en el colegio Salesianos, junto a la estatua de D. Bosco). Así que mandamos las cintas de vuelta, para que nos la mandaran en color.
 
Vender papeletas, fue una auténtica cruz. Me pasé los sábados por la mañana, entre la droguería de mi padre y el bar de mi tío, intentando venderlas (los días entre semanas, asistía a clase de F.P.) De 20 papeletas, solo vendí 10. La gente, tuvo más o menos la misma suerte que yo. Los únicos que vendieron algo, fueron los “lobatos”, que al ser niños, la gente les prestaba más atención, y les compraban. Pero solo por simpatía.
 
De las cintas y pegatinas, peor que peor. Tuvimos poca vista. Eso de scouts, en los años 80, le sonaba a la gente a franquismo, y militarismo. No conviene olvidar, que el 23 de febrero de ese mismo año, hubo un intento de golpe de estado, que fue graciosamente parodiado en los carnavales de Cádiz. Curiosamente, las cintas se pasaron mucho tiempo, estorbando, dentro de una bolsa, detrás de la puerta de mi cuarto. Compramos una para nosotros, y no fuimos capaces de vender ni una más. Actualmente, la estamos buscando, pero no la vemos.
 
Un día, Pedro, el jefe principal, nos reunió a todos, y nos armó la bronca.
 
-¡Aquí faltan 20.000 pesetas! Exclamó enfadado.
 
Yo, por lo bajo, hice un comentario gracioso.
 
-A mí que me registren.
 
Uno que estaba a mi lado, se echó a reir, pero con una risa escandalosa, le costaba trabajo contenerse, los de su alrededor, lo miraban asustados. Yo, el que más, ya que fui el autor del comentario. Pedro, seguramente, se dio cuenta, pero decidió ignorar la gracia. Después de todo, era un gran diplomático, y pocas veces se enfada. Este siguió con su discurso.
 
-¡Sí, faltan 20.000 pesetas! ¡Las que podríais haberos ahorrado, y hacer el viaje a Madrid gratis! Así que ya lo sabéis. Se os descontará solo lo que hayáis vendido.
 
Así que nos pusimos en marcha. Algunos, se llevaron cintas y pegatinas, para venderlas en el festival ¡Ingenuos! Solo consiguieron llevar, más bulto en el equipaje.
Durante el trayecto en el autobús, nos pusimos a cantar canciones scouts, y canciones típicas de los carnavales de Cádiz. Cuando decayó el ritmo, porque se estaba haciendo de noche, pusieron la radio. La noticia más destacada, era que el miembro del I.R.A. irlandés, Bobby Sands, tras haber realizado una huelga de hambre defendiendo los derechos de los presos políticos, estaba a punto de entrar en coma irreversible, si no se hacía algo. Pero los ingleses, no daban su brazo a torcer, consiguiendo con ello, la indignación del mundo entero. La noticia la repitieron una y otra vez.
 
Cuando la gente empezaba a quedarse dormida, un patoso, al que llamábamos “El Churrero”, se puso a gritar:
 
“¡Aquí no duerme ni Dios!”
 
Y así estuvo haciendo el gilipoyas a grito pelado, toda la noche, casi cada veinte minutos. Lo mandábamos a callar, pero nada. No se callaba el pesado. Al revés, más gritaba.
 
Junto a nosotros, viajaba otro autobús, con los padres que quisieron venir. Ellos, dormirían en un hotel pagando sus gastos.
 
El festival, fue muy animado. Si no recuerdo mal, quedamos los segundos. Como de costumbre, hubo polémica sobre los que merecieron ganar. A la hora de dormir, nos llevaron a una sala vacía de un colegio. Cogimos nuestros sacos, y......No. Nada de dormir. Hubo varios, que en voz baja y por señas, nos indicaban que no durmiéramos todavía, ante nuestras caras de asombro, sonrieron maliciosamente, al tiempo que señalaban a una persona ¡Era el Churrero!
 
Sonreímos. Nos pareció una idea estupenda. El mencionado “Churrero”, estaba que se caía de sueño, Normal. Se había pasado prácticamente toda la noche dándonos la lata. Nos acercamos sin hacer ruido. Tenía los ojos cerrados. Uno de nosotros, exclamó:
 
-Eh, Churrero.
-¿Si? Dijo éste con voz cansada.
 
Entonces dijimos a coro:
 
¡¡¡Aquí no duerme ni Dios!!!
 
-¡No! No jodáis. Estoy muy cansado. Sois muy vengativos ¿Eh?
 
Fuimos buenos. Solo le dimos la lata un rato.
 
Estuvimos en Madrid, 3ó 4 días. Nos llevaron a ver a otros scouts, y cambiamos impresiones con ellos. Varios de ellos, nos guiaban por la ciudad. Yo que de Madrid, solo conozco las calles, de jugar al monopoly, les pregunté por una de ellas:
 
-¿Y la calle Serrano? ¿Dónde está? 
-Esa está muy lejos. Ayer la pasamos.
 
Fuimos también al valle de los caidos. Me sorprendió mucho los enormes ángeles de piedra que había, lo mismo que la gran cantidad de tapices. Pero no había mucho que ver.
 
A la hora de comer, íbamos a los self-services. La comida no era muy buena. También paseábamos por la noche. Una de las veces, los mayores (De 17 años en adelante) pedimos que nos dejaran salir de noche a las discotecas. Al principio, Eduardo, el 2º jefe, nos dijo que sí, pero con la condición de que no llegáramos muy tarde. Pero seguramente, debió recordar que los padres, habían venido con nosotros, y dijo que no. Rotundamente no. Sin más. Simplemente, no podía ser.
 
Nos enfadamos, y protestamos ruidosamente. No hubo forma de convencerlo. Pese a que muchos eran mayores de edad, Eduardo dijo que no podía dar permiso, ya que al ser scouts, debíamos aceptar sus normas. Así eran aquellos tiempos, tan cargados de puritanismo.
 
Fueron unos días interesantes. Recuerdo que cada vez que íbamos a alguna parte en el autobús de alquiler, nos cruzábamos con la estatua de La Cibeles.
 
Me gustaría ir otra vez algún día, a ser posible, con gente divertida.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

1 comentario

monocamy -

Sí, debe ser muy divertido ser de los scouts o de cualquier grupo que realice actividades colectivas. Yo me apuntaba a todos los encuentros, cursillos y ejercicios espirituales que anunciaban en mi parroquia.

Sí, desde pequeño me he ido alejando paulatinamente de la religión, pero ese tema era distinto. El caso es que nos íbamos todos juntos y lo pasábamos bomba.

Ah, aquellos tiempos...