Los ases del picotazo
Que dura es la vida de un mosquito. Siempre dando vueltas para conseguir un poco de sangre para sobrevivir. Un día se organizaron para hacer su labor algo mas fácil. Irian en escuadrillas y organizarían sus ataques.
Una de éstas es la 633. La dirigía con gran maestría su jefe Mossie, o silver 1. Ese día junto con silver 2, silver 3 y silver 4, entraron en una casa para realizar su trabajo diario. Este requería mucha paciencia. Las escuadrillas se llevaban prácticamente todo el día allí metidos esperando la ocasión. Naturalmente había verdaderos ases que prácticamente en el acto y sin esperar a que se durmieran, le chupaban la sangre a sus víctimas, llegando a llenar hasta 6 bolsas, cuando lo normal es sólo 2. Sin embargo eran muy pocos, debido al gran riesgo que se corría.
A Mossie no le gustaban los ases, en su opinión eran unos engreídos que solo animaban a la imprudencia. Todos no tenían la habilidad de ellos, y un mosquito novato que tratara de imitar a un as, era un mosquito muerto.
Ese día entraron en la casa designada por el coronel. Vivían dos personas, el marido y su mujer. Llegaron en medio de una fuerte discusión. El marido estaba gritándole a su esposa:
-¡María No te permito que me insultes!
-¡Yo no te he insultado Cristobal, solo te he pedido que en vez de tanto mirar tanta pornografía por internet, fueras a buscar trabajo!
-¡Exacto! Me has llamdo vago y pervertido, y eso no se lo permito a nadie.
-¿Sí? Pués quien se pica ajos come.
Cristóbal salió de la cocina, pegó un fuerte portazo y fue a la salita a ver la tele.
-¡Que pedazo de perro! Yo ahora mismo lo cosía a picotazos, vamos como si ella no le estuviera diciendo la verdad.
-Tranquilo silver 2, déjate de sentimentalismos. A ellos les importamos un bledo, así que no veo porqué sus problemas deban importarnos a nosotros, dijo Mossie.
-Eh...bueno claro, pero eso de estar visitando casas con frecuencia, te vuelve más sensible a los problemas de sus habitantes.
-¿Sí? Pues a ellos no les va a temblar la mano a la hora de usar el insecticida o el sacudidor cuando nos vean.
-Je, ahora se pone a ver el futbol. Como muchos.
-Sí. Les hace más felices. Parece que sin futbol no hay fiesta.
-Entonces vamos a verlo nosotros también, dijo silver 3. Pero sin entusiasmos. Yo no me pelearía con mi novia por esto.
-Bueno, no tenemos nada mejor que hacer. Ojo con dormirse ¿Eh?
El humano en su sillón y los mosquitos en lo alto de la lámpara se quedaron viendo el partido. Entonces llegó la hora del descanso, y Cristóbal bajó a la calle.
-A ver si éste se ha ido al bar de la esquina a seguir viendo el futbol y nos quedamos vendidos. Igual llega a su casa de madrugada y nos dormimos por esperarle.
-Odio los bares, están llenos de fumadores, odio el humo.
-Este tío también fuma. Es una chimenea. Uf, que asco. Exclamo silver 2.
-¿Y su mujer porqué no se duerme ya? Siempre es la última en acostarse.
-¿Cuánto tiempo hará que el Cristóbal éste no hace feliz a su mujer?
-Uf, vete a saber. Se llevan fatal.
-Pués a ver si se duermen ya, que me tienen harto.
-Paciencia nenes, siempre paciencia dijo silver 4, que junto a Mossie eran los dos más veteranos de los cuatro.
Pasado unos 15 minutos se oye un ruido. Cristóbal ha vuelto. Trae en la mano dos botellas, una de whiskie y otra de coca-cola.
-Mirad, éste Cristóbal es un borrachín.
-Cuando se duerma le voy a dar una...Sonrió siniestramente silver 2.
-Nenes, no os precipitéis, exclamó Mossie.
-Oye Mossie, dijo silver 4 ¿Está permitido traer la mercancía adulterada con alcohol?
-Yo ya se lo avisé al coronel. Aquí no se puede hacer gran cosa. María tiene un sueño muy ligero, por lo que es peligroso acercarse a ella; y éste tio siempre está enfadado y la única forma de cogerlo dormido es cuando bebe. Así que lo siento. Hay que aprovechar lo que se pueda.
-Eh, ya está este dándole al botellón.
-Venga Cristóbal, otro traguito más.
-Sí, dale ¿A que está bueno? Je,je,je.
Cristóbal no tardó en dormirse como un leño.
-Chicos, a por él. Id llenando las bolsas.
Se ensañaron con Cristóbal. Llenaron 16 bolsas, cuando lo más normal es llenar solo 8. Estas solían llevarse atadas a la cintura (aunque no faltaban escuadrillas que las llevaran en la espalda). Por ello, tenían la cintura cargada y no podían volar a gusto.
-Venga, va. Este ya tiene bastante.
-Sí, y tanto.
En eso se oye la voz de María.
-¡Cristobal! ¿Eh? Cristóbal....¡Despierta hombre que los mosquitos te están comiendo vivo! Mira como te han dejado la cara.
-¿Eh? ¿Qué? ¡Joder que picor! Exclamó Cristóbal despertándose con la cara dolorida.
María salió corriendo a la cocina.
-Eh, Mossie, ahora viene lo bueno.
-A ver escuadrilla, dispersáos y regresemos a la base, que la vieja viene con un insecticida. No preocuparos, parece que es de los malos. Así y todo no quiero que os confiéis.
En efecto, María regresó con un bote de insecticida y roció toda la salita. Los mosquitos huyeron despavoridos. Pese a todo no había peligro. El insecticida usado por María lo tenían los mosquitos catalogado como “poco peligroso”. Era de la marca “el embudito”. Un insecticida de venta muy habitual en los sitios de artículos baratos. A los mosquitos les daba risa. Y un mosquito enamorado, solía aprovechar su olor para ir a ver a su novia, así perfumado.
La marca el embudito, los mosquitos la habían rebautizado como “frescor del Caribe” por su contacto fresco y su agradable olor. Para que ese insecticida fuese efectivo, había que agitarlo muchas veces antes de usarlo, cosa que no hacía casi nadie. En esas condiciones había que ser un mosquito verdaderamente torpe para morir por su efecto. Otra cosa era el pequeño y casi invisible agujero que tenía, y que provocaba que el que lo usara, muchas veces disparara en la dirección errónea. Los mosquitos reconocían rápidamente a los insecticidas. Ya se sabían de memoria el color de los envases, el de éste era multicolor pero destacando mucho el tono verde limón.
Muy distinto a esa amplia gama de inútiles y despreciables insecticidas existentes, estaba el insecticida “El bárbaro”, verdadero terror de mosquitos e insectos. Por suerte para ellos, no se vendían en las tiendas baratas. Era más caro que los demás, y muy efectivo. Se distinguía rápidamente por su inconfundible envase de color rojo. El dibujo del fondo era el de la cara de un tío en blanco y negro con cara de idiota con un casco con cuernos y melenudo. Parecía pariente de Asterix.
Uno de los motivos por el cual los mosquitos prefiriesen buscarse la vida en casas de gente sencilla, antes que en las de la gente pija, era que estos ultimos solían comprar insecticidas de mayor efectividad.
En la base, el coronel Angus, discutía con Mossie.
-Vamos a ver Mossie. Es cierto que me ha traido mayor número de bolsas de lo que es habitual, pero haga el favor de no traerlas con contenido alcoholico, que luego se pierde mucho tiempo en filtrarlas y depurarlas.
-¿Y qué hago mi coronel? Lo ideal sería coger a una parejita haciendo el amor. Están en lo suyo y no se dan ni cuenta, de ahí si que se sacarían muchas bolsas. Pero últimamente está la vida causándoles estragos a los humanos, y cada vez hay mayor número de drogadictos y alcohólicos, y por ello, las parejas cada vez son más torpes y terminan sus amoríos más pronto, y hay que aligerarse antes de que acaben.
-Tiene razón Mossie. El paro está cambiando la forma de vivir de los humanos.
En fin, haga lo que pueda pero no nos deje sin materia prima. Y cuanto menos contenido en alcohol, mejor.
Otra misión más. Era de noche, Mossie y su escuadrilla volaron hacia el lugar designado. Al llegar al objetivo, divisaron a otra escuadrilla que se les había adelantado. Eran 5. Sus miembros no parecían contentos con los recien llegados.
-Eh ¿Qué haceis aquí? Nosotros llegamos antes.
-Vosotros sabéis que este trabajo no depende del que llega primero, sino de la orden de misión que te den. Dijo Mossie.
-A ver, en primer lugar ¿Quiénes sois?
-Somos el escuadrón 633, llamado también los lestrigones del sur. Somos la sección silver. Yo soy su jefe Mossie.
-Ajá, tanto gusto. El mío es el 412, llamados los petardos voladores. Somos la sección añil y yo soy su jefe Mitsu. Por cierto ¿Porqué os llamáis lestrigones?
-Ese nombre está basado en unos seres mitológicos, que en el libro de la odisea los describen como a unos gigantes que se comían a los humanos.
-Ja,ja,ja. Me gusta ese nombre. Pero así y todo no me basta. Hemos llegado primero, y por lo tanto os tenéis que ir de aquí.
-Espera ¿Tienes tu orden de misión? Aquí tienes la mía. Pone; Destino: Calle del ganso azul 1, piso 1º-I.
Mitsu sacó la suya y se la enseñó a Mossie. Ponía lo mismo. Este comprendió enseguida que eran unos novatos, y que probablemente habrían perdido su orden, e improvisaron una para justificar en lo posible su presencia ante la escuadrilla destinada a la casa en la que se iban a colar.
-¿Eh? ¿Acostumbra vuestro secretario a escribir las órdenes de mision en servilletas de bares?
-No sé de que me hablas. Esto es lo que me han dado y punto. Mirad la ortografía a ver si os habéis equivocado de piso o del nº de calle.
Entonces silver 4, harto de tanta discusión, dijo:
-Vamos a ver, desde aquí estoy viendo mucha gente en esta casa ¿No creeis que si hubiera al menos 4 personas no sacaríamos suficiente materia prima para las dos escuadrillas? Hasta nos podríamos ayudar unos a otros en caso de apuro.
-Hmm, puede ser. A ver, añil 2, echa un vistazo dentro y dinos lo que hay.
-Acompáñalo silver 3.
El primero en llegar fue añil 2. Describió lo que había visto:
-Son 6 personas: Un marido y su mujer, al parecer de 40 años cada uno, dos niños, uno de 5 y el otro de 8, una chavala de 17 ó 18, y un chaval que parece tener 20.
-Ajá ¿Y silver 3 no ha venido contigo?
-No, quiso mirar más a fondo.
Diez minutos después vino silver 3. En relación a los habitantes, dijo casi lo mismo que añil 2. Luego añadió:
-En la casa hay 2 botes de insecticida “el bárbaro”, y si no los han cambiado de sitio, uno está guardado en la cocina, y el otro en el cuarto de baño.
Se quedaron callados. Todos conocían de sobra a ese terrible insecticida.
-Bueno, de todas formas tenemos que entrar, dijo Mossie. A ver lestrigones, a formar. Vamos a entrar.
Lestrigones y petardos, entraron en el salón. Allí pudieron hacerse a la idea de cómo les iba a ir la cosa.
-Ese chaval parece un pajillero. No sé si podremos sacar algo de él.
-¿Y como sabes que es un pajillero? Preguntó Mitsu que era un jefe novato.
-Mírale la cara, dijo Mossie. Está serio y callado. Está esperando a que sus papis se acuesten para darle al “manubrio”.
-¿Y qué? ¿Acaso no sirve para sacarle materia prima?
-Los pajilleros son muy impredecibles. Cuando terminan la faena se quedan dormidos muy pronto, pero hay veces que por más que le dan una y otra vez, tardan horas y horas en acabar, y cuando por fin la acaban, te has quedado dormido de tanto esperar, y buena te va a caer encima cuando amanezca y tengas que ir a tu coronel con las manos vacías.
-¿Y los niños?
-Uf, esos son los peores. Para esos angelitos, cualquier excusa es buena para ponerse a jugar. Y aunque suelen tener muy mala puntería, son muy brutos. Yo no me atrevería a quedarme encerrado en un cuarto con niños. Te tiran de todo, sin tener en cuenta si van a romper un cristal o un jarrón, y si te persiguen acabarás por cansarte. Para ellos, matar insectos es como un juego.
-Ya de camino, cuentame como suelen ser los padres.
-Esos suelen estar hartos de trabajar o de lo que sea. El caso es que parece que siempre están cansados. Si te descubren, suelen coger el insecticida, disparan donde les parece que hay un mosquito, y se acuestan otra vez sin molestarse en mirar si te han alcanzado. Las madres, suelen ser más meticulosas, en especial si hay niños cerca.
-Bien, ya conocemos a los padres, a los niños y al chaval, vamos a ver a la chavala a su cuarto.
Allí fueron todos. Sentada encima de su cama, estaba la chavala leyendo una revista mientras escuchaba musica por los auriculares de un disc-man situado en su mesita de noche. La chavala tenía el pelo teñido de rojo, y una gran “pechonalidad”.
-¡Ooooh, dioses del espacio y del aire! Que maravilla de chiquilla, exclamó Mitsu ¡Esta es para nosotros! Espero que no os importe.
A Mossie la experiencia le decía que esa clase de situaciones eran delicadas, así que para no tener problemas con los petardos dijo:
-Bien, la chiquilla para vosotros, ¿Y quién más?
-Pués....Vosotros id a lo vuestro, hoy me siento generoso. Llenad vuestras bolsas, y ya me contaréis lo que nos habéis dejado, pero yo creo que con esta maravilla de la naturaleza tendremos para llenar al menos 20.
Los petardos, se quedaron colgados de la lámpara que había en el ventilador de techo, embobados con la belleza de la chavala. Mossie y los suyos se fueron a la salita a esperar a que los demás se acostaran.
-Eh Mossie ¿Porqué has permitido que esos carotas se queden con la chavala? A mi tambien me gusta.
-Tranquilo silver 2. Me juego lo que sea a que estos novatos van a tener problemas por obsesionarse con ella. Se están portando imprudentemente.Ya lo verás.
Tuvieron que esperar 2 horas a que se apagaran las luces y se acostaran. Los primeros fueron los niños. Al rato el chaval, y luego los padres.
-Bueno Mossie, la casa es casi nuestra, dijo silver 4 ¿Dónde empezamos?
-A ver. Silver 4, ve al cuarto del chaval con silver 3. Silver 2 y yo nos quedamos con los papás. Si tarda demasiado en dormirse, venid. Igual os necesitaremos.
Silver 3 y 4 fueron. Tal y como dijera Mossie, era un pajillero, y estaba dale que te pego una y otra vez.
-Este tío no va a acabar nunca, exclamó silver 4. Si dentro de quince minutos no ha terminado, nos vamos con Mossie.
El pajillero no terminaba, peor aún, había detectado la presencia de los mosquitos, y los miraba con desconfianza.
-Nos ha descubierto, así que ya está todo dicho. Vamonos, exclamó silver 4.
En cuanto a Mossie y Silver 2, vieron a los papás tumbados, de espalda. Una posición ideal para llenar las bolsas. Estaba Mossie en la espalda de la madre, llenando la suya, cuando de repente vió una mano dirigirse a él. Se quedó horrorizado, pero no tenía nada que temer. Era el padre que le estaba cogiendo el culito a la madre para que ésta se dejara caer. Una vez pasado el susto, siguió llenando. Entonces, otra mano y otro susto. Esta vez era la madre que apartaba la mano del padre para que se estuviera quietecito. Lo de las manos era muy frecuente, pero siempre asustaba.
En ese momento llegaron silver 3 y 4 junto a Mossie y silver 2.
-Pepi, déjate caer anda.
-Que no Manolo. Hoy no tengo ganas.
-Vengaa.
-No. He dicho que no.
Mossie, se decía para sus adentros: “Anda Pepi dí que sí, hazlo por mí”. Hubo un tremendo silencio. Al verlos despiertos, Mossie no se atrevió a seguir llenando las bolsas. Entonces Pepi exclamó:
-Manolo ¿Sigues despierto?
-Sí
-Bueno, por esta vez te voy a dejar, pero no te pases.
Se pusieron en posición, tanto los papás como los mosquitos, mientras él se la metía a ella, éstos les metían el pico a ambos y llenaban sus bolsas.
-Dale fuerte Manolo, pensaba Mossie mientras los 4 llenaban sus bolsas, dos mosquitos para cada persona.
Los mosquitos sonreían con cara de picarones al ver lo fácil que se lo habían puesto. Entonces Mossie, notó algo raro en la voz de Manolo.
-Manolo, resiste hombre, demuéstrale que eres un tío. Volvió a pensar. Pero éste, terminó pronto la “faena”.
-¿Ya está Manolo? Dijo Pepi con cierta voz de enfado.
-Sí, claro.
-Bueno Manolo ¿Qué quieres que te diga? Eres una mierda.
-¿Quéee? ¿Acaso te crees que los hombres somos perfectos?
Total, que la pareja se metió en discusiones absurdas, que provocaron el miedo de los novatos silver 2 y silver 3.
-Oye, están muy cabreados, y las puertas están cerradas. Si nos descubren nos matarán.
-No hombre, dijo silver 4. Tendrán que abrirlas para que se vaya el olor. Tú tranquilo, vámonos todos a lo alto del armario y hagamos un recuento mientras esperamos que terminen de discutir y abran la puerta.
-Hmm, doce bolsas, lástima, esperaba llegar hasta las veinte por lo menos.
-Todo por culpa del Manolo ese. Si esperamos a que se duerman, sacaremos más.
-En fin, no nos podemos quejar. Dejemos algo para los petardos. Basta por hoy.
-Por cierto, tenías razón, el chaval era un pajillero. No había forma de que se durmiera. Encima nos descubrió. Menos mal que tampoco nos atacó.
Pasó cerca de una hora, entonces, la mamá abrió la puerta y pudieron salir.
-¿Cómo les habrá ido a los petardos? Vamos a verlos.
Fueron al cuarto de la chavala, ahí estaban los petardos esperando que se durmiera. Eran ellos los que se estaban quedando dormidos.
-¿Pero todavía estáis así?
-¿Y qué hacemos? La tía ésta no se duerme.
-Pués asomaos a ver si el chaval ha terminado lo suyo o si esperáis un poco, a los padres les entrará sueño muy pronto. Han estado haciendo el amor (y también la guerra) y pronto se quedarán rendidos por el cansancio.
-Preferimos esperar a la chavala.
-Bueno como queráis, nosotros hemos terminado. Nos vamos.
-Vale, que os vaya bien.
Un rato después, se apagó la luz y se encendió la lucecita de la mesita de noche. La chica dejó la revista y se quedó escuchando música. Los petardos se bajaron de la lámpara.
-Bajemos y vayámonos al lado de la mesita de noche. Allí veremos mejor a la chavala ésta
La escuadrilla bajó, añil 2 estaba inquieto..
-Oye Mitsu ¿No es demasiado peligroso? Preguntó añil 2.
-Anda ya. Desde aquí la veremos mucho mejor.
-Yo no me fío.
-Piensa un poco hombre, estamos sentados encima de su disc-man. Si nos da un golpe se lo carga, los disc-mans son delicados.
De repente la chavala le dio al botón del disc-man para cambiar de canción. A añil 2 le pareció que los había mirado siniestramente.
-Nos ha visto, vámonos de aquí.
-¿Pero qué dices? Yo no he notado nada raro en su mirada.
La chica se levantó de la cama y salió de su habitación.
-Se ha ido al cuarto de baño.
-Ah, estupendo. Irá a orinar, se lavará los dientes y.....se dormirá, ja,ja,ja,ja
-¿Tendrá novio?
-Pués aquí tiene a 5 que muy pronto compartiran su lecho con ella, tengo unas ganas de que se duerma ¡Hmmmmm! ¡Qué tetitassss!
-Yo me voy de aquí. Me estoy acordando de que en el cuarto de baño tienen un insecticida de los peores que existen. Dijo añil 2 al tiempo que se levantaba y volvía a sentarse en la lámpara de techo.
-Vuelve aquí cobarde.
-Volveré cuando se duerma, antes no.
-Anda que estás hecho un marica.
En eso volvió la chavala. Tenía algo en las manos.
-Ahí va, ha terminado de lavarse los dientes muy pronto.
Tal y como temía añil 2, era un bote de insecticida “el bárbaro”, y antes de que pudieran reaccionar, les lanzó una rociada que los hizo caer al suelo.
Añil 2 desde la lámpara fue triste espectador de la suerte de sus 4 compañeros. Si tenían alguna posibilidad de sobrevivir a la rociada, ese monstruo de grandes montañas, dio 3 pisotones en el suelo, reduciéndolas a cero. Se acostó y puso el insecticida al lado de su cama. El pobre añil 2, en cuanto se durmió la chica, aprovechó para irse por la ventana.
Días después, el coronel Angus volvió a llamar a Mossie y a su escuadrilla.
-Ha ocurrido una tremenda desgracia. El escuadrón añil de la 412, ha sido aniquilado, solo se salvó uno.
-¡Vaya! Se veía venir, fueron muy imprudentes.
-Sí, y su coronel les culpa a ustedes de no haberse portado como buenos colegas.
-Eso es mentira, ellos se colaron, y con unos modales muy chulescos pretendían quedarse con la casa y echarnos a nosotros.
-Eso ya lo sé Mossie. Al final se comprobó que perdieron la orden de destino y falsificaron otra. Pero según su coronel, eso no es motivo para que ustedes les dejaran tirados.
-¿Qué los dejamos tirados? Si pretendieron ser más listos que nosotros. Si nos hubieran hecho caso aún estarían vivos. Eran novatos, se les notaba con claridad.
-Exactamente a eso se refiere el coronel. Usted no debió dejarlos solos, sabiendo como sabía que eran novatos.
-¿Y usted cree que ese Mitsu habría aceptado ponerse a mis órdenes siendo de graduación igual a la mía?
-Eso mismo le he dicho a su jefe. En fin, que para que no se quejen, he decidido organizar un raid de castigo entre ambas escuadrillas. El coronel Jabo está conforme. Usted participará en el, y recibirá la ayuda de otra de los petardos. Será en la misma casa.
-¡Oh no! Un raid de castigo en esa casa es muy peligroso ¡Hay niños!
-Peligrosímo, y tenga en cuenta que la gran mayoría de la 412 son novatos. Hay que darles ánimos para que la muerte de sus colegas no les deprima. Ese es el principal objetivo de la misión. Ni que decir tiene que todos vamos a estar pendientes de usted. En fin, que dicho raid será dentro de 5 días. Nada de traer bolsas esta vez. Solo castigo. Póngame a los habitantes de esa casa patas arriba a altas horas de la madrugada. Así no dormirán bien y tendrá efectos negativos en sus vidas sociales. Buena suerte lestrigones.
Llegó el día señalado, era de noche. En la ventana de la casa, esperaban impacientes los lestrigones la llegada de los miembros de los petardos.
Al llegar, vieron solo a 4 en vez del acostumbrado grupo de 5 que solían traer.
-Qué raro, si la 412 suele actuar en grupos de 5. A lo mejor es que quieren que seamos 4 y 4 a partes iguales. En fin.
Entonces llegaron junto a ellos. Mossie preguntó:
-Hola ¿Quién es el jefe de vosotros?
-Saludos, señor, somos la sección blanca, venimos en lugar de la sección añil, que se está reconstruyendo y no ha podido acudir. Nuestro jefe a última hora tuvo que regresar por un problema. Creo que debe usted tomar el mando.
Mossie, se enfadó. Estaba seguro de que la ausencia del jefe de la seccion blanca no era accidental. Creyó que sería algún tipo de jugada de Jabo, el coronel de la 412. Así, toda la responsabilidad de tan peligroso ataque, sería suya. El caso es que decidió que no era momento ni lugar de lamentarse.
-Bueno, ya que nadie de los blancos quiere hacerse cargo de su escuadrilla, la dirigiré yo. A ver, silver 2, llévate a blanco 1 y blanco 2 al cuarto de los niños. Ponéos a hacer ruido para despertarlos. Aseguráos de que os siguen. No os dejéis acorralar, bueno, pués cuando os sigan, llévatelos al cuarto de sus padres para crear una mayor confusión. Silver 3, llévate a blanco 3 y blanco 4 al cuarto del pajillero. Arrástralo también al cuarto de sus papás. Que se estorben y atropellen allí unos a otros. Silver 4 y yo nos encargaremos de la muchacha asesina. Suerte a todos.
-¡Venganza a los compañeros añiles! Exclamaron todos, y entraron en la casa.
La casa estaba oscura, era de suponer que todos dormían. Eran las 4 de la mañana. A silver 2 le tocó bailar con la más fea: Los niños. Allí fue. Como es costumbre, en los raids, se vuela moviendose con rapidez y cerca del objetivo, para que el sonido despertara a los niños. Estos no tardaron en hacerlo. Encendieron la luz y se quedaron sentados en sus camitas, esperando a ver que hacían los mosquitos. Viendo que éstos seguían dando vueltas, sonrieron maléficamente y empezaron a perseguirlos. El niño de 5 años, cogió una espada de plástico, y el de 8 una escopeta de tapones de corcho. También les tiraban alegremente todo lo que encontraban en el suelo.
-A ver blanco uno, pasa por delante del niño de 5, procura no chocar con él. Blanco 2 por delante del niño de 8. Yo pasaré por medio. Jugaremos un rato al gato y al ratón para que les entren más ganas de jugar y armen más jaleo. Recorred toda la habitación, teniendo cuidado de no quedar encerrado. Hacedlo ¡Ya!
En cuanto a silver 3, se llevó a blanco 3 y blanco 4 al cuarto del pajillero. Este estaba despierto, y con una revista porno en la mano. Al ver a los intrusos, se puso a agitarla en el aire para asustarlos, sin moverse de la cama.
-¡Eh! Blanco 3, dirígete a la derecha, a la página donde está Olivia del Rio. Blanco cuatro, a la izquierda, donde está Jenna Jameson.
Al hacerlo, el pajillero tuvo una extraña sensación de escalofrío al oir el estereofónico zumbido de ambos mosquitos en ambas orejas. El caso es que perdió la paciencia, y lanzó la revista a blanco 4. Al hacerlo, la revista cayó con gran ruido al suelo. Se despegaron varias páginas Este calló grogui al suelo, justo encima de una teta de Jenna Jameson. Sus compañeros corrieron a auxiliarle.
-¿Estás bien?
-Creo que sí, me pareció que Jenna Jameson me dió un tetazo.
Entonces, se oyó el grito de la madre:
-Juanito ¿Qué estas haciendo? ¿Qué es ese ruido?
-Nada mamá, exclamó Juanito, recogiendo nerviosamente las páginas rotas y la revista. Entonces la escondió debajo de la cama y se tapó la cabeza con las sábanas pese al calor que hacía, haciéndose el dormido.
-Ja,ja,ja. Este cobarde no quiere seguir luchando. Vamos a ayudar a los demás.
Entonces se dirigieron al cuarto de los padres. La madre estaba medio dormida-medio despierta. El padre roncaba como un leño. De inmediato, los mosquitos se pusieron a armar ruido.
-Blanco 3 y blanco 4. Ponéos a dar vueltas alredor de la madre. Esperaremos a que vengan los niños aquí.
Viendo silver 2 que silver 3 y su escuadrilla habían llegado al cuarto de los padres, ordenó a blanco 1 y blanco 2, llevar a los niños hasta allí.
En cuanto a la madre, intentaba cazar sin éxito los mosquitos con las manos. Entonces tomó el camino de la cocina y cogió el insecticida. Empezó a agitarlo. Los pobres mosquitos creyeron llegada su hora. Entonces silver 2 y su grupo aparecieron, y traían a los niños detrás, corriendo y dando golpes al aire.
-Niños, fuera de aquí, iros a dormir.
-Que no mamá, que queremos cazar mosquitos ¡Es la guerrra! Y empezaron a tirarles cosas con escasa puntería pero armando jaleo.
Un trozo de tiza azul, le dio en la boca al padre, éste gruñó pero no se despertó. En cuanto a la madre, estaba furiosa. Unos mosquitos dando vueltas, un asustado pajillero haciendo ruido, unos niños haciendo el golfo.....y un marido durmiendo.
-¡Manolo! Despierta. Unos mosquitos nos están dando la lata ¡Espabila! Haz algo.
-¿Ehhh? ¿Pero qué quieres que haga?
-Llevate a los niños de aquí que voy a rociar el cuarto con insecticida, o si te parece bien yo me llevo a los niños y el insecticida lo echas tú ¡Niños estaros quietos! ¡Venga!
El pobre Manolo, se vió obligado a despertar de su rico sueñecito. Se sentó en la cama, atontado, pensando lo que debía hacer. Su mujer no lo dejó pensar demasiado:
-¿Pero te vas a sentar? ¿En qué piensas? Venga espabilate ya de una vez..
Viendo silver 2 la confusión causada, sonrió y consideró la misión cumplida. Hizo unas señas a los demas, y salieron del cuarto. Ellos no iban a esperar a que Manolo se decidiera a actuar. Mientras tanto, en otra parte de la casa también había movimiento.
-Eh Mossie, dijo silver 4. El ventilador del techo está encendido. Nos obligará a ir más lentos.
-Venga, somos los mejores, eso no es problema.
La chavala se levantó enfadada, y de inmediato fue al cuarto de baño a coger el insecticida.
-Silver 4 sepárate de mí, cada uno en un extremo, ordenó Mossie.
Desde la ventana, los mosquitos restantes esperaban a que Mossie y silver 4 terminaran.
-Ese ventilador se lo va a pone más dificil. Maldita sea.
Mossie hizo un giro alrededor del ventilador y subió hasta arriba. La furiosa chavala, le lanzó una ráfaga de insecticida, pero la brisa del ventilador, se la devolvió a la cara.
-¡Cofff, coff,! ¡Me asfixio! ¡Aire! ¡Yo te mato! Exclamó el monstruoso ser asesino de mosquitos.
Vivo pero mareado, Mossie no dejó de dar vueltas cerca del techo, el insecticida le había alcanzado un poco y le dolía la cabeza. Como éste no tenía suficiente alcance, la chavala se subió en lo alto de la cama para disparar mejor. Sin embargo silver 4 acudió en ayuda de Mossie y salió por detrás de la chavala. Esta se dio la vuelta y Silver 4 se detuvo y se posó en su mesita de noche. Esto obligó a la chica a agacharse para disparar mejor, momento que aprovechó para elevarse e ir junto a Mossie.
-Se me ocurre una idea. Metámonos detrás de esa estatería llena de discos compactos.
Así fue. Entonces, ella disparó furiosamente el insecticida, pero las cajas de los cds ofrecían una pared protectora.
Entonces la furiosa chiquilla cogió una zapatilla, y la lanzó furiosamente, derribando varias cajas.
Mossie salió de su escondite y se dirigió a otro mejor: Una gran estantería llena de carpetas con apuntes, currículums y títulos. La chica cogió otra vez el insecticida, pero como el mueble estaba alto decidió que era mejor subirse a la silla del ordenador para poder llegar. Era una decisión peligrosa, ya que tenía ruedas y podía patinar y caer al suelo.
El caso es que se subió con tal furia que resbaló, pero logró sujetarse a la estantería. Del empujón, ésta cedió, rompiéndose y lanzando contra el suelo a la chavala y enormes cantidades de apuntes. La lastimada chavala, al ver el suelo empapelado con sus apuntes, se puso a gritar:
-Aaaahhh ¡Horror!
El simple pensamiento de poner en orden todos esos apuntes y anotaciones que prácticamente cubrían el suelo de su habitación, exactamente igual que si hubiera nevado, le dolió más que la caida. Ya tenía trabajo. No sería nada extraño que se quedase toda la noche sin dormir.
Y lo peor aún no había llegado. Su madre, al escuchar el grito y el ruido de la caida fue de inmediato a su habitación:
-Paula ¿Qué haces?
-¡Dejame en paz! Dijo la chavala que no estaba precisamente de buen humor.
-¡Te has cargado la estantería y encima me gritas! Muy bien. De momento te quedas sin tu paga semanal. Te la descontaré para comprar una estantería nueva. Así aprenderás a no ir haciendo el mono.
En cuanto a Mossie, no le fue difícil escapar a pie camuflado entre tanto papel. Salió del cuarto. Cogió y levantó el vuelo hacia la ventana, donde ya le esperaban silver 4 y los demás. Lo habían visto todo, y se echaron a reir.
-Pobre chavala. A ordenar todos sus apuntes, y a pagar la estantería. Ja,ja,ja.
-¿Estamos todos? Pues vamonos, creo que los peces gordos estarán satisfechos con el trabajo que hemos hecho. Exclamó Mossie.
FIN